Ella era de una belleza resplandeciente y fue esperanza deseada por muchos pretendientes, y en toda ella nada hubo más notable que su cabellera; he encontrado a quien contara que él la había visto. Se dice que a ella la violó el soberano del mar en el templo de Minerva; se volvió y ocultó con la égida su casto rostro la hija de Júpiter y, para que esto no quedara sin castigo, convirtió en repulsivas serpientes la cabellera de la Górgona.”.
Medusa, hija de Forco, puesto que era una hermosísima mujer, tuvo entre otras cosas admirables de su encanto, unos cabellos de oro. Cautivado por su esplendor Neptuno se unió a ella en el templo de Minerva, unión de la que nació el caballo Pegaso; encolerizada a causa de esto, Minerva, para que no permaneciese sin venganza la falta cometida contra su templo, cambió la cabellera de Medusa por serpientes, y así, de hermosa se convirtió en monstruosa. Como la fama de este monstruo volara por todas partes, sucedió que vino para vencerla, armado con el escudo de Palas, Perseo, quien le cortó la cabeza y, al volver volando a su patria y llevar consigo la cabeza de la Górgona, de las gotas de sangre que caían por los desiertos de Libia surgieron serpientes, de las que Libia está repleta.
Aproximadamente a partir de 300 a.C., el arte griego abandonó la representación espantable de Medusa, sustituyéndola por la de una mujer bella, aunque con expresión de terror. Por lo demás, no traiciona el sentido originario del mito, ya que puede admitirse una ambivalencia –atracción y repulsión- de la culpabilidad simbolizada por Medusa.
Esta obra de Bernini llevada a cabo en 1630, fue donada a los Museos Capitolinos por el Marqués Francesco Bichi, conservatore del primer trimestre del año 1731. La “Cabeza de Medusa” aparece por primera vez documentada en los inventarios del Palazzo dei Conservatori en 1734, colocada en la “Sala de los Gansos” (Salla delle Oche), donde aún hoy se encuentra.
Sobre el lado frontal de la base settecentesca hay una inscripción que no menciona el nombre de su autor, pero dice que es obra de un celeberrimus statuarius: MEDUSAE IMAGO IN CLYPEIS / ROMANORUM AD HOSTIUM / TERROREM OLIM INCISA / NUNC CELEBERRIMI / STATUARIJ GLORIA SPLENDET / IN CAPITOLIO / MUNUS MARCH: / FRANCISCI BICHI CONS: / MENSE MATIJ / ANNO D. / MDCCXXXI (“La cabeza de Medusa, en la antigüedad puesta como ornamento de los escudos de los romanos para inspirar terror en los enemigos, hoy, gloria de un celebérrimo escultor, resplandece en el Capitolio, donada por el marqués Francesco Bichi, “Conservatore” en el mes de marzo del año del Señor 1731”).
Esta obra de busto, es un retrato de la Górgona detenida en el momento de la metamorfosis. Quizás pueda estar reflejándose en un espejo y descubriendo, en ese preciso instante, el cambio de su cabellera por desagradables serpientes, al mismo tiempo que queda petrificada al observar su propia imagen. En este caso, la intención de Bernini sería la de una metáfora barroca: el poder de “petrificar” al espectador al admirar esta extraordinaria obra.
Con todo, y según Wittkower, la obra contiene más de un detalle extraño: el cabello (principalmente en la parte superior de la cabeza) tiene un aspecto semejante a la lana, distinto del preciso sentido de la forma propia de Bernini; la parte del ropaje que hay en el hombro derecho presenta la misma falta de energía. Por otra parte, el brillante tratamiento de la superficie, las serpientes enroscándose libres en el espacio, la poderosa y convincente transformación de una máscara trágica de la antigüedad en la cabeza de Medusa, el juego con las transiciones entre cabello y serpientes… todo esto está a favor de la atribución tradicional.
A modo de colofón, se podría apuntar que esta obra se ha puesto en relación con la familia Barberini, referenciando a la envidia, personificada en esta escultura mediante las serpientes que se muerden entre sí en la cabellera de Medusa.
Fuentes consultadas y enlaces de interés:
BOCCACCIO, G. (1983). Genealogía de los dioses paganos.
ELVIRA BARBA, M.Á. (2013). Arte y mito: manual de iconografía clásica.
PINTON, D. (2009). Bernini, escultor y arquitecto.
PUBLIO OVIDIO NASÓN (2004). Las Metamorfosis.
REVILLA, F. (2007). Diccionario de iconografía y simbología.
ROMERO, M. (2014). Las obras mitológicas de Bernini y sus fuentes clásicas.
WITTKOWER, R. (1990). Gian Lorenzo Bernini: el escultor del Barroco romano.
http://es.museicapitolini.org/