El Síndrome de Stendhal, o Síndrome de Florencia

Stendhal Florencia

Para poder contextualizar correctamente el Síndrome de Stendhal debemos remontarnos al siglo XVIII, la época romántica por excelencia, en la que los sentimientos gozaban de una prioridad indudable.

El Síndrome de Stendhal se ha definido como una enfermedad psicosomática, la cual se manifiesta cuando un individuo contempla obras de arte, y se enfatiza aún más si se localizan un gran número de ellas concentradas en un mismo emplazamiento. Los síntomas que recoge este síndrome serían tales como mareos –vértigo-, confusión, pérdida del conocimiento, elevado ritmo cardíaco o incluso alucinaciones. Este síndrome –también denominado “Síndrome de Florencia” o “estrés del viajero”- se ha convertido en toda una referencia de la reacción romántica ante la saturación belleza y el goce artístico.

Stendhal 1

Retrato de Henri-Marie Beyle, por Johan Olaf Sodemark (1840)

Henri-Marie Beyle, nacido el 23 de enero de 1783 en Grenoble[1], más conocido por su pseudónimo Stendhal, fue un escritor francés de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Magherini (1990) nos explica en su texto de dónde procede este pseudónimo tan característico: la psicóloga expone que este apodo viene a través del arqueólogo e historiador del arte alemán J.J. Winckelmann, nacido en la ciudad de Stendal[2].

Stendhal 2

Basilica di Santa Croce, Florencia

No en vano, en Florencia, nació una refinada enfermedad, más concretamente en la iglesia de la Santa Cruz de Florencia. Después de un largo día paseando por la ciudad, visitando monumentos, iglesias, y gallerias, Beyle experimentó los síntomas que reúne el Síndrome de Stendhal, cediendo su pseudónimo a este mal tan conocido. Para gozar de exactitud en el testimonio del escritor, podemos remitir directamente a las palabras que plasmó en su diario de viaje:

Florencia, 22 de enero de 1817: “Ayer, descendiendo el Apenino para llegar a Florencia, mi corazón latía con fuerza. ¡Ahí vivieron Dante, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci! Los recuerdos se me agolpaban en el corazón, me hallaba incapaz de razonar, y me entregaba a la locura como se entrega uno a la mujer que ama. Pude caminar sin guía. Mi emoción es tan profunda que roza incluso la piedad. Las Sibilas de Volterrano me otorgaron quizá el placer más intenso que me haya dado nunca la pintura. Estaba ya en una suerte de éxtasis ante la idea de estar en Florencia y por la cercanía de los grandes hombres cuyas tumbas acababa de ver. Saliendo de Santa Croce, me latía con fuerza el corazón (…) la vida se había agotado en mí y caminaba temeroso de caerme. Me senté en uno de los bancos de la plaza de Santa Croce, releí con delicia estos versos de Foscolo que llevaba en mi cartera; no les veía ni un defecto, necesitaba la voz de un amigo compartiendo mi emoción”. (Stendhal, 2011, p. 17).

Los románticos reactivaron el concepto de artista como ser superior  y es esto ciertamente lo que podemos deducir de estas palabras escritas en 1817. Beyle, emocionado ante la idea de estar en Florencia, rodeado de ese contexto y ambiente en el que un día Buonarroti, Dante o da Vinci llevaron a cabo sus creaciones más sublimes le llevó a un estado de shock en el que la emoción le inundaba. Sin duda podemos afirmar que el escritor francés refleja en sus párrafos una extrema sensibilidad ante la belleza, encontrando además un fuerte peso de la historia.

Leyendo detenidamente el diario de Stendhal, podemos percibir que la naturaleza no le basta si sólo es naturaleza –así como cualquier vestigio de lo antiguo-, pero cuando tanto la naturaleza como el hallazgo arqueológico se funden con las emociones y los sentimientos, todo cobra sentido. Se da entonces un desvanecimiento lleno de sensaciones, recuerdos, evocaciones, y una experiencia que hace revivir al viajero la época en la que la ciudad, los monumentos, y el arte se encuentra inmerso. En las ciudades italianas por las que se desplazaba, Beyle se mueve con una extrema atención sensible, buscando en cada rincón una evocación al pasado que le haga rememorar todo aquello que permanece dormido en su mente, registrando en su diario no sólo el valor cultural de cada lugar visitado, sino una jerarquía de reacciones psíquicas ante cualquier estímulo, llegando así hasta nosotros una experiencia existencial del viaje.

Stendhal 3

Portada del libro de Graziella Magherini “El Síndrome de Stendhal”, publicado por primera vez en 1989

Graziella Magherini, nacida en la ciudad italiana de Florencia, es una reputada psicóloga así como experta en Historia del Arte. A finales de los años ’70 y después de atender varios casos de visitantes de galerías y museos florentinos que presentaban en principio un mismo repertorio de síntomas clínicos, coloca la etiqueta científica y a la vez metafóricamente literaria a este tipo de síndrome -Síndrome de Stendhal-.

El Síndrome de Stendhal, atendiendo a los escritos de Magherini, puede catalogarse como una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, vértigo o incluso alucinaciones cuando el individuo es expuesto a una suerte de ‘sobredosis de belleza’. A pesar de que se han dado numerosos casos en los que turistas sufrían algunos de estos síntomas citados algunas líneas atrás, no fue descrito como un síndrome hasta 1979, cuando la psiquiatra italiana observó y describió más de 100 casos similares a las reacciones descritas por Henri-Marie, durante y después de que la obra de éste fuese difundida por toda Europa[3].

Graziella Magherini, profesora de la Universidad de Florencia, describe en 1989 un centenar de casos con síntomas semejantes a los autodescritos por Stendhal entre los millones de turistas visitantes de Florencia. A lo largo de 20 años de observación de los ingresos que se produjeron en el Ospedale Santa María Nuova, situado en el centro artístico de Florencia, la doctora Magherini encontró similitudes en 106 turistas extranjeros que llegaron a Florencia en grupos organizados por agencias de viaje para admirar su belleza artística, que fueron afectados al cabo de algunos días por episodios semejantes al descrito dos siglos antes por Stendhal.

Sindrome de Miguel Angel

“David”, de Miguel Ángel Buonarroti (1501-4)

El Síndrome de Stendhal, desarrollado en el Romanticismo, se ha hecho eco hasta la Modernidad, en primer lugar, en forma de dos variantes muy particulares:

La primera variante que podríamos destacar es el denominado “Síndrome del David”, referido a la estatua mundialmente conocida como “David” de Miguel Ángel. Esta escultura de mármol de más de cinco metros de altura, y que hoy día se encuentra en la Galleria dell’Accademia de Florencia, también puede provocar numerosos síntomas a sus admiradores.

La segunda variante que podemos encontrar es el “Síndrome de Duchamp”, el cual sería la antítesis a Stendhal. Marcel Duchamp es uno de los grandes artistas reconocidos a partir de los años ’50 por la trascendencia de haberse adelantado a las tendencias de su momento. En el caso de esta variante del síndrome, el goce estético no se produce por los sentimientos que la obra de arte pueda evocar, sino por el intelecto, el significado de la obra, siendo de esta forma una especulación conceptual –ready made-. En pocas palabras, la belleza no se hallaría en la forma, sino en el significado.

Desde el punto de vista artístico y divulgativo han sido muchas las revistas y cadenas televisivas que le han dedicado y le siguen dedicando programaciones exclusivas al Síndrome de Stendhal. Si realizamos una búsqueda en Google acerca de este síndrome, encontraremos unos 207.000 resultados; si preguntamos a historiadores del arte acerca de este mal, muchos coincidirían al dar una definición concreta –“enfermedad producida por una sobredosis de belleza”, dirían-; el fabricante alemán de vehículos ‘Audi’ realizó un spot premiado internacionalmente en el que narraba la historia de este mal bajo el lema “la perfección resulta difícil de soportar”; una empresa de soluciones culturales –guías turísticos, personal de salas, taquillas y tiendas- responde ante el nombre ‘Stendhal Museum Solutions’; incluso se ha llegado a hacer una película italiana bajo el título “La Sindrome di Stendhal”.

En definitiva, la obra literaria de Stendhal, difundida y leída por una gran cantidad considerable de lectores, al igual que los escritos de Graziella Magherini, suponen un referente mundial en cuanto a esta temática se refiere, constatando los numerosos casos que se han dado y los síntomas que pueden llegar a desencadenar.

Revisando todo lo expuesto en las líneas precedentes, podemos subrayar que el Síndrome de Stendhal sin duda alguna se vincula a los sentimientos y experiencias personales. No es necesario que una persona esté altamente instruida en asuntos artísticos, pues si goza de una notable sensibilidad se verá expuesto a los síntomas de esta enfermedad.

Como en todos los ámbitos, asistimos a una gran variedad de opiniones respecto al tema, de forma que algunos se posicionan en contra de este síndrome, alegando que no es una enfermedad verdadera; pero por otro lado tenemos a esos psicólogos y estudios realizados que se reafirman en su opinión acerca de este trastorno. Quizás la experiencia vivida por Stendhal en Santa Croce, aunque no fuese el contexto ni la fecha, era real, sentía como Dante y Miguel Ángel habían estado allí, habían paseado por las calles de Florencia y habían desarrollado su intelecto de una forma que Beyle admiraba.

Sea como fuere, tanto las emociones y sentimientos de Henri-Marie Beyle como del resto de los casos comentados, así como los de los millones de viajeros que se desplazan cada día, pueden llevarnos a desarrollar el concepto de “turismo del alma”, una idea que sin duda sigue latente hasta nuestros días.

Síndrome de Stendhal

Fuentes consultadas:

Amancio, E.J. (2005). Dostoevsky and Stendhal’s Syndrome. Arq Neuropsiquiatr, 63 (4), 1099-1103.

Beyle, H-M. (2011). El Síndrome del viajero: Diario de Florencia. Madrid: Gadir.

Bonilla, J. (2003, abril). El Síndrome de Stendhal. EL MUNDO, Suplemento Viajes.

Guerrero Peral, A.L., Barceló-Roselló, A., Ezpeleta, D. (2010). Síndrome de Stendhal: origen, naturaleza y presentación en un grupo de neurólogos. Neurología: Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 25 (6).

Lützow, C. (1905). Stendhal: A Study. The North American Review, 180 (583), 829-841.

Magherini, G. (1990). El Síndrome de Stendhal. Madrid: Espasa Calpe D.L.

Mangieri, R. (2008). Parálisis, trauma y crisis en la experiencia estética: el síndrome de Stendhal. Tonos digital: Revista electrónica de estudios filológicos, 15.

Valtueña Borque, O. (2009). ¿Existe realmente el Síndrome de Stendhal?. Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, CXXVI (Cuaderno Tercero), 115-134.

[1] Ciudad al sureste de Francia.

[2] Ciudad de Stendal, localizada en la ribera oeste del Elba.

[3] Henri-Marie Beyle fallece el 22 de marzo de 1842 en París, a la edad de 59 años.

(*) Las imágenes de este post fueron tomadas de Internet, y su autoría pertenece a sus respectivos dueños. 

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