¿Te vas de viaje por poco tiempo? ¿Quieres visitar una ciudad pero no puedes verla completa? ¿Qué es lo que no debes perderte? Si eres amante del arte, de los museos, y de los viajes, pero quieres aprovechar tu tiempo al máximo posible, esta sección de El Estudio del Pintor es para ti.
En este post podrás encontrar lo que no te debes perder si vas a visitar Bomarzo, en Viterbo.
Bomarzo es un municipio situado en la provincia de Viterbo en el Lacio (Italia)[1]. Los orígenes de Bomarzo se remontan a la familia Orsini, ya que era un feudo histórico perteneciente a la misma. A pesar de que este municipio hoy día no llega a tener 2000 habitantes, Bomarzo es visitado y posee un encanto especial principalmente por el Parque de los Monstruos, mandado a construir por Pier Francesco Orsini a mediados del siglo XVI.
¿Cómo llegar hasta Bomarzo desde Roma? Tenemos tres opciones: tomar un tren en Roma en dirección Orte Scalo (unos 30minutos; 5€ por trayecto) y después coger un autobús en dirección Bomarzo; la segunda opción sería tomar el tren hacia Viterbo y después tomar un bus hacia Bomarzo (también se puede llegar andando); o bien llegar directamente hasta Bomarzo mediante un coche de alquiler. La entrada al parque son 10€ por persona.
Francesco Orsini, casado con Giulia Farnese en 1541, mandó construir a Pirro Ligorio (anticuario, pintor, arquitecto y paisajista italiano) el “Sacro Bosco” o “Parco dei Mostri”, con el principal objetivo de que este parque no tuviese parangón. El parque finalizó su construcción hacia el 1580. El Parque de los Monstruos, construido en principio por el deseo de Orsini (Vicino Orsini) de marcar la evolución del hombre, acabó dedicándoselo a su mujer Giulia a la muerte de ésta.
Tú que entras aquí deja de lado tu mente, y dime si tantas maravillas han sido hechas para el engaño o sólo para el arte…”[2]
A lo largo de todo el parque se encuentran repartidas numerosas esculturas de piedra de diferentes tamaños. Destacan las esfinges, que, según la mitología griega, son un augurio de destrucción y mala suerte. Las esfinges nos ofrecen acertijos, y se posicionan a modo de guardianes del parque.
Proteo, dios del mar, descrito por Homero en la Odisea, también se encuentra en este parque. Primogénito de Poseidón, según la mitología, tenía la capacidad de predecir el futuro.
Este gigante podría ser una representación del mito de Hércules y Caco. Remite a las obras de Virgilio (Eneida), Tito Livio, Horacio y Dante.
En el parque también se encuentra una tortuga de grandes dimensiones que sostiene la figura de una mujer que pudiese simbolizar una Nike.
Asimismo, Bomarzo alberga un teatro presidido por la representación de las Tres Gracias[3], como siempre, talladas en piedra y totalmente integradas en la vegetación del parque. Estas diosas del encanto, belleza, naturaleza y fertilidad, responden a los nombres de Aglaya, Eufrósine y Talia. Las Cárites también han sido relacionadas con el inframundo y los mitos eleusinos.
La casa inclinada es otro de los puntos más llamativos del bosque. Esta casa se sitúa en la antigua entrada al parque, de manera que Vicino Orisini quería impresionar desde el primer momento al visitante. Es una casa-torre cuadrada de dos plantas, construida de manera inclinada intencionadamente.
La Diosa Ceres/Deméter también se encuentra representada en Bomarzo. Diosa de la agricultura, cosechas y la productividad de la tierra, aparece con una vasija en su cabeza en representación de la abundancia.
Una de las esculturas más grandes del parque. Un elefante coronado con una torre que probablemente aluda a Aníbal, comandante militar de la antigua Cartago. El elefante y el legionario simbolizan las batallas de Aníbal contra Roma[4].
Siguiendo el recorrido encontramos un dragón siendo atacado por un perro, un león y un lobo (según el arquitecto, símbolos de la primavera, el verano y el invierno).
La figura clave y más representativa del parque es el Ogro, demonio del inframundo encargado de castigar los juramentos rotos, y en ella culmina la experiencia sensitiva del parque. Se erige monumental y con aspecto feroz, una cabeza petrificada con la boca abierta, en cuyo labio superior se puede leer “todo pensamiento es fugitivo”[5]. A modo de boca del infierno, el que entra en este ogro sale siendo una persona completamente diferente: alude a la madurez del hombre, una alegoría al humanismo. En el interior del ogro se encuentra una mesa y unos bancos de piedra, una suerte de merendero, el lugar idóneo para discutir las diferentes ideas del Renacimiento.
El recorrido del bosque concluye con el Templo dedicado a Giulia Farnese. No forma parte de las esculturas de piedra que se encuentran repartidas por el parque, ya que se erigió 20 años después en honor a la esposa de Orsini, a modo de mausoleo. Tiene una planta ortogonal, símbolo de la resurrección. Aparecen representados el oso y la rosa, símbolo de la familia de los Orsini. El interior al templo no es accesible.
Muchas son las esculturas que no han sido comentadas en este post, ya que son muy numerosas y se encuentran repartidas por todo el parque.
Sin duda Bomarzo es una visita muy interesante y totalmente diferente a cualquier museo o lugares de interés atestados de turistas, pero aún así, una excursión que sin duda aportará una experiencia completamente diferente a vuestro viaje.
Fuentes y enlaces de interés:
http://www.bomarzo.net/bosco_Bomarzo.pdf
http://biblioteca.ucm.es/revcul/e-learning-innova/23/art1193.pdf
HUMBERT, J. (1988). Manual de mitología griega y romana.
MARTÍN MARTÍN, F. (2011). Bomarzo: una experiencia humanística y sensitiva.
MÚJICA LAÍNEZ, M. (2009). Bomarzo.
[1] Bomarzo se sitúa aproximadamente a unos 90km de Roma.
[2] “Tu ch’entri qua pon mente parte a parte e dimmi poi se tante meraviglie sien fatte per inganno o pur per arte…”.
[3] También denominadas Cárites.
[4] De igual forma puede aludir a los emblemas de Francesco Colonna en “El Sueño de Polífilo”.
[5] “Ogni pensiero vola”.