Shakespeare en los Prerrafaelistas: Ofelia

1 PORTADA OFELIA

En Inglaterra la época victoriana marcó la cúspide de la Revolución Industrial y el ápice del Imperio Británico. Nos encontramos en el periodo del dominio de la reina Victoria (1837-1902). Dicha reina tuvo un reinado largo con sesenta y cuatro años de gobierno en la historia de los monarcas británicos, y los cambios culturales, políticos, económicos, industriales y científicos que sucedieron durante su reinado fueron notables.

La utilización del nombre de la reina para calificar una época no constituía una originalidad revolucionaria. Se limitaba a recoger una tradición nacional que tendía a denominar periodos históricos con el nombre del monarca que los había presidido. Los mejores momentos de la Historia del país habían coincidido con reinados de mujeres.

En 1848 se incitaba a los pintores británicos a buscar la fuente de inspiración en el cristianismo, en la tradición romano-teutónica y en el carácter nacional británico. Fundamento que ya se vio bien recibido en el grupo de los nazarenos alemanes, posibles predecesores de la Hermandad Prerrafaelista.

El movimiento artístico de la Hermandad Prerrafaelista surge en Inglaterra, en la ciudad de Londres, a mediados del siglo XIX, en 1848, por un grupo de jóvenes e idealistas que se propusieron reformar el panorama artístico inglés. Sus fundadores fueron John Everett Millais (1829-1896) Dante Gabriel Rossetti (1828-1882) y William Holman Hunt (1827-1910). Los tres estaban estrechamente unidos por su amistad, su insatisfacción respecto del arte establecido, y por sus propias aspiraciones aún por definir. La hermandad duró apenas un lustro como grupo constituido, pero su influencia se dejó sentir en la pintura inglesa posterior.

 

Los pintores prerrafaelistas fueron conscientes de los problemas de la nueva sociedad británica que se estaba desarrollando a su alrededor y ante ello adoptaron una postura crítica mediante su arte y con ello actuaron como misioneros con un deber moral ante la sociedad.

En ese contexto de pintura como denuncia social tenemos que destacar el papel que juega la mujer en esa nueva sociedad. En el apartado anterior ya hemos destacado como la mujer se veía sumisa a su hogar y familia, honrada con respecto a la moral victoriana, mientras que en Francia era símbolo de modernidad y se asimilaba a la ciudad desde un punto de vista positivo, surgía la femme fatale. En oposición a ello, la mujer inglesa estaba concebida como una extraña virgen y gran madre. Incluso a menudo, en el aspecto negativo se ejemplificaba con la figura de la prostituta. Pero debido a la rápida industrialización, a los cambios, la mujer empezará a cobrar importancia, introduciéndose en el mundo laboral tomando conciencia de sus derechos.

Los Prerrafaelistas crearon un tipo de mujer femenina de belleza pura. Admiradores de las jóvenes inmortalizadas por Botticelli, Mantegna, Ghirlandaio… adaptaron su ideal de las figuras florentinas o romanas, reapareciendo transformadas en jóvenes inglesas del siglo XIX.

Las musas principales fueron Elizabeth Siddal y Jane Burden, entre otras, quienes se introdujeron en el círculo prerrafaelista primero como modelos, después como compañeras sentimentales de Rossetti y Morris respectivamente. Sus rasgos presentan un tipo de mujer ideal, y por consiguiente una tipología femenina de gran éxito: con su cabello largo y abundante, negro o pelirrojo, que funciona como fetiche erótico con un aire amenazador como Medusa. Su cuello largo y fuerte que materializa al cisne. Sus labios carnosos y sensuales. Su nariz recta y sus cejas bien marcadas confieren la férrea personalidad de la naturaleza clásica, capaz de imponerse al dominio masculino cuando el varón cae preso del hechizo femenino.

Los pintores prerrafaelistas van a utilizar una técnica que será propia de la estética del neogoticismo y del medievalismo, con las nuevas y viejas fuentes y tradiciones. Darán una relectura a la tradición artística continental, a la observación de la naturaleza y la vida urbana entra le vigente escuela del romanticismo y las nuevas técnicas de reproducción de la realidad.

La fotografía, un medio que estaba en plena ebullición en dicha época, será usada por los prerrafaelistas como una excepcional fuente de estudio y de preparación de la composición de muchas de sus obras. Con ello conseguían una reproducción fidedigna, con la importancia del detalle minucioso e individual en el cuadro.

En sus sesiones en plein air (al aire libre), tomaban apuntes del natural para sus paisajes del fondo de los lienzos, dejando el cuadro incompleto, con un espacio reservado a la figura que fuesen a colocar para después realizarlo y completarlo en el estudio. Será magistral el uso que hacen de la luz en sus creaciones.

Tenían un gusto por lo sobrenatural y lo macabro materializado por el uso habitual de lo fantástico como categoría estética. Asimismo la sacralización de la naturaleza se impone como otra de las categorías propia de la praxis artística. El sentimiento exaltado por la pasión amorosa malograda, la idealización del ser amado, la búsqueda y defensa de la libertad artística por encima de todo, el respeto e interés por el pasado histórico, la tradición nacional y las culturas exóticas… son todas las características propias del romanticismo que perviven en el movimiento prerrafaelista.

 

Hablaremos de John Everett Millais (1829-1896). Pintor por excelencia, considerado un niño prodigio que pintaba desde pequeño, poseedor de un talento innato. Su familia le pudo dar una buena educación artística, ingresando a los once años, con dicho talento, en la Royal Academy of Arts, donde conocerá a Hunt.

Quería apartarse del academicismo formal, por lo que decidirá junto a sus amigos crear la Hermandad Prerrafaelista, aparte de conocer la obra de los nazarenos alemanes, pensó en crear una comunidad de pintores.

Con este pintor nos centraremos en la obra del escritor inglés Shakespeare “Hamlet”. La obra transcurre en Dinamarca y trata de los acontecimientos posteriores al asesinato del Rey Hamlet, el padre del príncipe Hamlet, a manos de Claudio, el hermano del rey. El fantasma del rey pide a su hijo que vengue su asesinato. La obra discurre vívidamente alrededor de la locura y de la transformación del profundo dolor en desmesurada ira. Además tratará temas como la traición, la venganza, el incesto y la corrupción moral.

El texto trágico más célebre del dramaturgo inglés tuvo elaboraciones plásticas que han captado aspectos completamente distintos de los motivos más populares de la obra en el ámbito teatral. Ha tenido mucha presencia gráfica tanto a finales del siglo XVIII como durante el siglo XIX.

4. Ofelia

 

OFELIA, ACTO IV, ESCENA VII:

Reina: Una desgracia va siempre pisando los talones de otra; tan cerca se suceden. Tu hermana se ha ahogado, Laertes.

Laertes: ¡Ahogada! ¿Dónde?

Reina: Inclinado a orillas de un arroyo, elévase un sauce, que refleja su plateado follaje en las orillas cristalinas. Allí se dirigió, adornada con caprichosas guirnaldas de ranúnculos, ortigas, velloritas y esas largas flores purpúreas a las cuales nuestros licenciosos pastores dan un nombre grosero, pero que nuestras castas doncellas llaman dedos de difunto (orquídeas). Allí trepaba por el pendiente ramaje para colgar su corona silvestre, cuando una pérfida rama se desgajó, y, junto con sus agrestes trofeos, vino a caer en el gimiente arroyo. A su alrededor se extendieron sus ropas, y, como una náyade, la sostuvieron a flote durante un breve rato. Mientras, cantaba estrofas de antiguas tonadas, como inconsciente de su propia desgracia, o como una criatura dotada por la Naturaleza para vivir en el propio elemento. Mas no podía esto prolongarse mucho, y los vestidos cargados con el peso de su bebida arrastraron pronto a la infeliz a una muerte cenagosa, en medio de sus dulces cantos.

Laertes: ¡Ay de mí! Luego ¿ha perecido ahogada?

Reina: Ahogada, ahogada.

 

La obra de Millais fue presentada en la Royal Academy of Arts en la exposición que se llevó a cabo en el año 1852. Fue duramente criticada, sobre todo por la deficiencia de su autor en cuanto a su entusiasmo juvenil y la falta de experiencia.

La obra fue tomada del natural, a orillas del río cerca de Kingston-upon-Thames. Para la figura de Ofelia posó Elizabeth Siddal en una bañera llena de agua y con un vestido con flores. Era de complexión alta, delgada, con cabellos cobrizos, párpados transparentes…; encarnando perfectamente el nuevo y moderno tipo de belleza prerrafaelista. Es un ejemplo perfecto de como el hiperrealismo prerrafaelista, en el que la fidelidad naturalista de la representación cuida hasta el más mínimo detalle, con un cuidado excesivo por la reproducción de las fuentes literarias. Se representa perfectamente el texto shakesperiano.

Para la realización de dicha obra se basó en la escena presentada en las líneas de arriba, donde la Reina le comenta a Laertes, hermano de Ofelia, el trágico hecho. Ofelia se dirige hacia una muerte prematura, fruto del mal de amores provocado por la indiferencia de Hamlet y consecuencia además del disgusto por el asesinato de su padre a manos del propio Hamlet.

Millais llevó a cabo toda una selección de plantas y flores con sumo detalle, las cuales son todas identificables. Iba tan lejos con su fidelidad a la naturaleza, llegando a representar todo con un detallismo desorbitado. Se presentan decenas de flores y plantas como violetas, pensamientos, adormideras, margaritas, nomeoldives, frutillares, amapolas, narciso, rosas, ortigas, sauces… no dejando pasar por alto el significado del romanticismo típico victoriano del simbólico de algunas flores: los pensamientos que significan amor en vano, amapolas el sueño o la muerte, frutillares dolor, violetas muerte en la juventud, las margaritas inocencia, el sauce es amor abandonado, narciso y rosas la falsa esperanza… toda una configuración de atributos simbólicos de una enamorada que sufre y muere habiendo perdido la razón ante un dolor insoportable. Gracias a la inteligente disposición de las flores y plantas hacen que el espectador se integre en el espacio virtual, la vegetación abruma a Ofelia reduciendo así su angustia a una mera parte del cuadro.

Además Milllais introduce un elemento simbólico oculto entre el follaje, la representación criptica de una calavera. Cráneo que representa el motivo omnipresente en la tragedia shakesperiana, la muerte, y prefigurando el famosos monólogo de Hamlet sosteniendo el cráneo de Yorik. Podríamos hablar del uso de la anamorfosis.

Ofelia es una de las obras más conocidas y admiradas de Millais. El personaje yace inmóvil, sin emociones, ajena a su perdición. Su hermosa fragilidad estimula el deseo de protección por parte del espectador.

Fuentes consultadas:

Barnard, R., Tejada, P. (2002): Breve historia de la literatura inglesa. Madrid: Alianza.

Birchall, H., Wolf, N. (2010): Prerrafaelitas. Madrid: Taschen.

Crepaldi, G. (2010): Prerrafaelistas: la discreta elegancia del siglo XIX inglés. Madrid: Electa.

Godoy Domínguez, M. J. (2007): La mujer en el arte: una contralectura de la modernidad. Granada: Universidad de Granada.

Mayayo, P. (2007): Historias de mujeres, historias del arte. Madrid: Cátedra.

Oliva, S. (2001): Introducción a Shakespeare. Barcelona: Península.

Rosenfeld, J. (2012): John Everett Millais. Londres: New York Phaidon Press.

Shakespeare, W. (1993): Obras completas. Madrid: Aguilar.

3 thoughts on “Shakespeare en los Prerrafaelistas: Ofelia

Deja una respuesta